La Verdad.

Hay un momento en la vida en que hay que tomar una decisión,ese momento sucede creo, en la adolescencia o tal vez antes, cuando dejamos de ser niños puede ser. El camino de la construcción o el de la destrucción, puede escogerse de una forma que me parece muy clara e ilustrativa, aprender a mentir o dejar de mentir. Los grados de lo que llamamos maldad ,bien pueden estar definidos por la cantidad y la intensidad de las mentiras que las personas usan, algunos volviéndose maestros en el peligroso arte de mentir, otros maestros de la verdad.

La mentira es un vacío, un camino falso, una luz impostora que desvía y destruye, la verdad es un mapa verdadero, es la información necesaria e invaluable que realmente nos facilita el camino y nos despierta la gratitud, al contrario de la mentira. Y hay que tomar esa decisión, porque son caminos muy distintos con diferentes consecuencias, porque la verdad también tiene sus consecuencias. Hay gente que no tolera la verdad, porque la verdad exige la verdad, así que la gente apegada a ella se verá rodeada de gente que aprecia sus cualidades pero que además es capaz de corresponder con la misma moneda, por lo que a su vez algunas personas se alejaran definitivamente por su incapacidad para dejar de mentir. Asumir esa consecuencia es necesario si es que tomaremos la decisión de adoptar la verdad como forma de vida. Las consecuencias de la mentira usualmente se relacionan con la destrucción, la separación , el odio, la desconfianza, la superficialidad y muchas más,pero es sin duda un camino que aparentemente requiere menor esfuerzo, como casi todas las cosas dañinas, que a largo plaza pasan una factura impagable. Viaje ahora, pague mañana.Crédito, la vida no da crédito, pero la mentira más grande, la que se cuenta uno mismo es la que dice que la vida sí los otorga, sí da créditos. Si acaso los da, lo hace con intereses imposibles y ridículos, lo que al final es lo mismo, todo termina en deuda, en vacío, en ausencia, en valores adquiridos que son en su totalidad, falsos, inexistentes.

Ya lo dice la frase célebre:»La verdad os hará libres», dicha por uno de los grandes maestros espirituales de la historia, el mismísimo Jesús de Nazaret.